El tratado de Montreal se firmó en el año 1987 con el apoyo
de 161 países del mundo y supuso una alianza internacional para reducir, de
forma decisiva, el uso de contaminantes perjudiciales para la ozonosfera.
Al día de hoy son varios los problemas que enfrenta la
naturaleza debido al impacto de la actividad humana en el planeta y la capa de
ozono se encuentra afectada por tal motivo. Sin embargo, este acuerdo histórico
es uno de los tratados mundiales en materia de medio ambiente que más
resultados satisfactorios ha producido desde entonces, asegura la Organización
de las Naciones Unidas (ONU).
Según define la fundación Aquae, se trata de una franja de
gas que protege la vida en el planeta. Es la encargada de impedir el impacto de
las ondas dañinas de la luz ultravioleta (rayos UV y radiación UVB) a la
atmósfera terrestre.
En química, el ozono se representa bajo la nomenclatura O3
debido a la cantidad de átomos de oxígeno que necesita para constituirse como
tal, explica la NASA. Esta molécula relativamente inestable está formada por
tres átomos de oxígeno y, aunque representa solo una pequeña fracción de la
atmósfera, es crucial para la vida en la Tierra.
"Está camino a recuperarse en las próximas cuatro
décadas", indica un comunicado de la Organización Meteorológica Mundial
(OMM) publicado el 9 enero de 2023. El documento destaca también la eliminación
progresiva a escala mundial de las sustancias químicas que la agotan ya que
contribuye a la mitigación del cambio climático.
Esa conclusión fue realizada por distintos expertos en
meteorología que, respaldados por las Naciones Unidas, confirmaron que la
eliminación progresiva de cerca del 99% de las sustancias prohibidas que agotan
la capa de ozono ha logrado protegerla y ha contribuido a que se recupere de
forma notable en la estratosfera. Además, esta medida mundial ha ayudado a
disminuir la exposición de las personas a la radiación ultravioleta (UV) nociva
del sol.
Las sustancias prohibidas son un conjunto de gases de efecto
invernadero producidos por los humanos que dañan la capa de ozono. Entre ellos,
la ONU incluye los clorofluorocarbonos, unas sustancias que se encuentran en
los productos cotidianos como aparatos de aire acondicionado, frigoríficos y
envases de aerosoles.
En tal sentido, si se mantienen las políticas de cuidado
actuales, la capa de ozono recuperará los valores de 1980 (antes de la
conformación del agujero de ozono) aproximadamente en 2066 en la Antártida, en
2045 en el Ártico y en 2040 en el resto del mundo, estiman los expertos de la
OMM.