Clásicos, puros, a medianoche, con amigos o en solitario, el consumo en Argentina continúa de generación en generación.
En realidad, se arma alrededor del
consumo de bebidas y tapas antes de las comidas, para "abrir" el apetito.
Tomarse un aperitivo antes de las comidas ha sido un clásico
que llegó a principios del siglo XX de
la mano de los inmigrantes italianos.
Se piensa que el concepto evolucionó de la palabra "aperitivus", que se traduce como "que tiende a abrir". Y en nuestro país el quedó asociado a un puñado de clásicos amargos.
El gusto por lo amargo es algo significativo, ya que sigue teniendo esa característica aunque se los rebaje con cola,
jugo de naranja u otros.
El auge ha hecho que, en los
últimos tiempos, algunos productores pequeños estén innovando en los sabores de
estas bebidas.
Lo curioso es que, hoy se piden para cualquier ocasión y en cualquier momento. Aunque, eso si, como se suelen tomar rebajados, la graduación alcohólica de nuestras versiones suelen ser menores que en otros países.
Y, finalmente, otra innovación es que se están ofreciendo algunas opciones originales, como ciertos vinos espumantes o
blancos solos.