El 8 de diciembre es el Día de la Inmaculada Concepción, debido al dogma de la Iglesia católica decretado en 1854 que sostiene que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de la concepción de su hijo Jesucristo. Asimismo, en esta fecha se arma el árbol de Navidad, que adorna los hogares hasta el 8 de enero inclusive.
No hay una única versión sobre por qué se acostumbra a armar el árbol de Navidad y varía según cada cultura. Fueron los celtas quienes tenían por costumbre adornar un roble por la llegada del solsticio de invierno ya que, de esta manera, se aseguraban el regreso del sol. Adornar un árbol para ellos simbolizaba el Universo, con antorchas.
Sin embargo, los cristianos cambiaron sus costumbres: en su árbol, en lugar de las antorchas, colocaron manzanas en referencia al pecado original de Adán y Eva, y velas que simbolizaban para ellos la luz de Cristo. Con el paso del tiempo, las manzanas fueron sustituidas por bolas; mientras que las luces tomaron el lugar de las velas.
En Argentina la costumbre de armar el arbolito comenzó en 1807, cuando un irlandés trasladó este hábito al país decorando un pino en una plaza pública.
En la actualidad, el mismo se decora con una gran diversidad de objetos y elementos, siendo los más tradicionales las bolas, las guirnaldas, los lazos y las luces. Además, se coloca una estrella en la punta, recordando a la estrella de Belén, que representa la fe que debe guiar la vida del cristiano.
Si bien está muy popularizado el uso de árboles artificiales, de
plástico y otros materiales sintéticos; algunas culturas utilizan pinos
verdaderos ya que tienen la posibilidad de adquirirlos.